Como las células que se multiplican formando vida más compleja y las semillas que transmutan en la vida vegetal formando ecosistemas, la exposición de Pegaso Denoche parte de un primer cuadro Superbloom, el cual nombra a una serie de obras que son pequeños fragmentos de un mismo universo creativo. Y a su vez, toma su nombre de un fenómeno del desierto californiano.
Estuvimos en Momo Room durante la inauguración y conversamos con la artista. Te contamos un poco más de su proceso creativo y lo que podrás encontrar cuando visites la galería.
El superbloom es un fenómeno en el cual el desierto florece cada cierto tiempo y deja de ser un espacio desolado y yermo, para convertirse en un espectáculo digno de contemplación e inspiración creativa.
Un diálogo entre arte y naturaleza
El despertar de las semillas no es un acontecimiento casual, no es un fenómeno que se pueda considerar del todo “natural”. Está vinculado al calentamiento global, es una respuesta de la tierra. Como me ha dicho Andrea Almazán “el superbloom es un grito de ayuda de la naturaleza”.
“La naturaleza siempre ha sido mi pasión desde chiquita. Y cuando me enteré del calentamiento global a los 10 años, mi mundo se destruyó. Crecí aprendiendo a rechazarme, a rechazar a los demás a juzgar, porque nos dijeron que es nuestra culpa. Empecé pintando estos cuadros porque es mi forma de hablar de la naturaleza”.
Desde una sensibilidad inseparable de la vida no humana y una reflexión profunda por las problemáticas medioambientales, Andrea encausa sus preocupaciones a través del arte y nos presenta una exposición llena de color, flores y emociones vivas que transitan entre cada obra conexa y la mirada de sus espectadores.
Su proceso creativo va más allá de cubrir un lienzo: implica una inmersión en los afectos e ir a contracorriente del ritmo de vida que exige producir más y contemplar menos.
“Yo pintaba o trataba de pintar así como tratando de parar el tiempo. Literal me pongo mis audífonos y me abstraigo del mundo. Es una cosa como de ir a contracorriente, en donde hay un naranja tengo que encontrar diez y luego esos diez también se pueden hacer más. Llegué a un punto muy obsesivo. Al final después de varios cuadros descubrí que estos cuadros sí tienen la capacidad de detener el tiempo”
Uno de nuestros cuadros favoritos ha sido “De la nada me salen alas de universo” pues combina la algarabía del superbloom con tonos más oníricos de la vida animal: las alas de una polilla. Después de conversar con la artista esta pieza cobró un sentido renovado donde la belleza material se conjuga con el significado encarnado de su autora.
La naturaleza está siempre ahí escuchando y realmente conectar con ella puede salvar al mundoEl año pasado mi ansiedad llegó al máximo y se expresó en toda mi vida, en mi perrita, en un insomnio y pensé ¿Qué pasa si hago un cuadro para curarme? Me empecé a curar cuando le perdí el miedo al miedo